…Continuación
Los 4 pasos para contemplar la impermanencia
Y si todo está cambiando, todo está en movimiento, nada es estático. ¿Por qué decir algo que es obvio? ¿Por qué contemplar algo que es natural? Porque nosotros lo estamos esquivando, estamos evadiendo esa realidad. El ego necesariamente necesita cierta estabilidad falsa. Estamos constantemente cristalizando algo que es fluido. Todo fluye naturalmente y el ego está constantemente sacando fotos con su móvil, tratando de tener memorias, organizar cosas, recordar, valorar. Entonces tenemos que tener mucho cuidado de no caer en esa trampa.
Fases o pasos de la impermanencia
Hay cuatro fases. La primera de ellas es aceptar que todos los fenómenos, todas las cosas están en movimiento. Han surgido, tienen su periodo de existencia y eventualmente se desvanecen, se descomponen. Todo lo compuesto eventualmente se tiene que descomponer. La mesa, la silla, la casa, todo, eventualmente va descomponiéndose. Hasta lo que está escrito en piedra eventualmente la naturaleza lo va a erosionar lo va a descomponer. Eso es muy importante para no crear dependencias falsas. Pensar que porque tú tienes esto, este título en la pared, o este reconocimiento, o esta cuenta bancaria, o el apoyo de este amigo que es tan importante… todo eso puede cambiar. Y mejor dicho va a cambiar y no sabemos cuándo. Entonces tenemos que ajustarnos a una realidad cambiante.
Vamos a sufrir en la medida que nos resistimos al cambio. Si nos apegamos a nuestra forma o imagen sufrimos al ver en el espejo más arrugas, más canas, más envejecidos. Tratamos de, como diríamos, frenar el tiempo. Que nada se disuelva o destruya o acabe. La solución no sería construir ni lograr. Tenemos que trabajar con lo que tenemos, sin permitir que las cosas, los logros, las relaciones lo construido se adueñe de nosotros. El caso es no relacionarse con las cosas como si fueran diferentes de lo que son. Tan simple como eso. Y eso ayuda enormemente, no sabéis cuánto ayuda a disminuir las aflicciones. Como por ejemplo la ira.
Porque algo como la ira que parece que no tienen nada que ver con expectativas está directamente vinculada con apego, con aferramiento, con algo que no queremos soltar.
Entonces si tuviéramos que definir la secuencia. Primero es ignorancia, le sigue confusión, después es aferramiento y a continuación irá. La confusión, la incertidumbre nos lleva a congelar, cristalizar algo, aferrarnos. Y después somos vulnerables ya que dependemos de esa cosa que está fragmentándose, que está desintegrándose. Vamos a luchar, pelear, irritarnos, con las olas del tiempo.
El segundo paso es más personal, es ver la impermanencia dentro de nosotros. Ver que nosotros también estamos cambiando, nuestro cuerpo, nuestra mente, todo está fluctuando, nada es estático.
Y que eventualmente el cuerpo va a dejar de funcionar. No tenemos que asustarnos de la muerte, esconder la muerte, taparla, barrerla debajo de la alfombra. Hay que desarrollar una amistad sana con la muerte porque nos va a permitir vivir plenamente sin miedo. No podemos vivir plenamente hasta que no desarrollamos una amistad o una relación sana con la muerte.
El tercer paso es que la muerte es incierta, puede ocurrir en cualquier momento. No dejes nada para mañana. Si le tienes que pedir perdón a alguien hazlo hoy, si le quieres decir te quiero a alguien hazlo hoy. Vivir cada día como si fuera el último.
Y la última contemplación o fase es muy importante. Porque si sólo aceptamos el cambio y la muerte nos convertimos en un vividor. Alguien que aprovecha la vida al máximo, le exprime su último jugo. Como proclamó Hemingway, la vida hay que aprovecharla hay que vivirla, hay que ir a los san fermines y disfrutar, hay que ir al carnaval de Río. Pero en esa transición entre vidas lo único que tiene sentido y valor es el mérito, el amor y compasión, cualidades espirituales, y la sabiduría adquirida, lo que llevamos con nosotros, lo que nos ayuda a dar ese salto, a dar ese paso de entre una vida a la otra.
Extraído de un curso de Impermanencia ofrecido por Lama Rinchen Gyaltsen.