Permanencia-Impermanencia
Hermoso texto escrito por Laura Cuencio que deseo compartir con todos vosotros. Invita a reflexionar. Merece la pena pararse y contemplar esta verdad que nos empeñamos en ocultar o solapar.Permanencia-Impermanencia: Las dos caras de una misma moneda, dos visiones de vida, dos estados y una forma de ser.
Los seres humanos vivimos debatiéndonos entre fuerzas que coexisten en nuestro interior.
Caminamos entre el miedo y la libertad,
Paseamos entre la regulación y el desorden,
Flotamos entre la relajación y el abandono y
Saltamos de la atención a la desatención,
Experimentando esa diversidad de estados y emociones como producto de nuestras propias búsquedas, búsquedas muchas veces internas y otras externas pero que en definitiva se resumen e unifican en la búsqueda de nosotros mismos.
La dificultad de esa búsqueda se da cuando nos deshabitamos, cuando ponemos en otro u otros, tanto personas como cosas, la necesidad, la motivación, la determinación y la aceptación, cualidades que en su falta desnudan el límite, el límite que despierta a los ojos de la impermanencia, esa que nos atraviesa cotidianamente ganando lugar como las aguas de un río; gana la transitoriedad sin contenido, los movimientos deshabitados, los aparentes desafíos; enseñándonos así que solo «habitándolas», nos hacemos poseedores de los logros como de los fracasos, de la motivación como de la ansiedad y frustración, del aprendizaje como del re-aprendizaje, haciéndonos cargo de cada paso que damos y poniéndolas al servicio de una vida íntegra y conectada donde esa diversidad se celebra en cada movimiento.
Y pienso que si bien casi todo en este mundo es transitorio e impermanente, si bien todo está destinado a cambiar y a transformarse, hay algo muy dentro nuestro que no cambia, hay algo que permanece, que no sufre las peripecias del tiempo, de las lluvias ni de los vientos, ni del calor ni del frío de nuestro pensamiento.
Es quien ve claro y simple, quien regula, quien hace de aquello que siente una línea sin fin, que puede subir o bajar, dar vueltas, enredarse, pero no interrumpirse o cortarse.
Es esa parte nuestra que ya lo sabe, que aparece en la calma de ese transcurrir, en el sosiego del pensamiento y en la amabilidad de las emociones; en la determinación y en la perseverancia, en la paciencia, en el compromiso y en la entrega…sobre todo en la entrega.