Propuesta de un día Mindful a la semana. ¿Te animas a vivir un día Mindful?
Thich Nhat Haanh, en su libro “El milagro de vivir despierto”, explica con sabiduría cómo practicar Mindfulness o meditación en tareas cotidianas tal y como se recoge en los párrafos siguientes:
“Les había dicho como practicar meditación mientras se lavaban las manos, fregaban los platos, barrían el suelo, charlaban con los amigos o hacían cualquier cosa. Les dije: “Mientras lavas los platos, puedes estar pensando en el té que te aguarda luego, y de esta manera tratar de quitártelos cuanto antes de encima para poder sentarte y saborear una taza de té. Pero eso significa que eres incapaz de vivir durante el tiempo que tardas en fregar. Cuando laves los platos, esa tarea debe ser la cosa más importante de tu vida; y mientras te bebes el té, eso debe ser lo más importante de tu vida. Cuando uses el retrete, deja que eso sea lo más importante de tu vida, y así siempre.” Partir leña es meditación, llevar agua es meditación. El practicante debe estar atento todo el día, y no solamente la hora reservada para la meditación formal, la lectura de las escrituras o el recitado de los Sutras. Cada acto puede ser realizado con atención mental. Cada acto debe ser realizado con atención mental. Cada acto es un rito, es una ceremonia. Elevar la taza de té hasta tu boca es un rito. Quizás la palabra “rito” es un poco demasiado solemne, pero la utilizo para empujar a la gente a la realización del darse cuenta del tema de la vida y de la muerte.
La Media Sonrisa
Cada día y a cada momento debemos practicar la atención mental. Esto es muy fácil de decir, pero no lo es tanto llevarlo a la práctica. Esta es la razón por la que sugiero a todos aquellos que acuden a las sesiones de meditación que cada persona debe dedicar un día a la semana para la práctica de la atención mental. Aunque al principio cada día debe ser nuestro día y cada hora nuestra hora, lo cierto es que muy pocos de nosotros han alcanzado ya ese punto: tenemos la impresión de que nuestra familia, lugar de trabajo y sociedad nos roban todo nuestro tiempo. Por ello urge que cada uno de nosotros seleccionemos un día de la semana como de nuestra propiedad. Podría ser el sábado, y si es un sábado entonces ese día debe ser enteramente tuyo, un día durante el cual eres totalmente el amo. El sábado será la palanca en la que te apoyes para crear el hábito de la práctica de la atención mental. Cada trabajador de nuestra comunidad de servicio debe tener derecho a ese día, porque si no lo hacemos así, rápidamente nos perderemos en una vida llena de acción y preocupaciones. Cualquiera que sea el día elegido, puede ser considerado como el día de la atención mental.
Si quieres fijar un día para la atención mental, debes buscar la forma en que te recuerde el momento en que abras los ojos que ese es tu día de atención mental. Se puede colgar algo del techo de la habitación, -un papel con las palabras “atención mental” o una rama de pino- cualquier cosa que te sugiera un cuanto abras los ojos y lo veas que ese es tu día de atención mental. Hoy es tu día. Y al recordar eso debes sonreír, una sonrisa que afirme que estas en plena atención mental, una sonrisa que alimente esa perfecta atención mental.
Mientras todavía estés en la cama, comienza a observar tu propia respiración –respiraciones lentas, largas y conscientes-. Luego levántate lentamente de tu cama (en lugar de dar un salto, como de costumbre) y alimenta la atención mental con cada movimiento. Una vez arriba, cepíllate los dientes, lávate la cara y realiza todas tus actividades matutinas de una forma tranquila y relajada, cada movimiento realizado con atención mental. Sigue tu respiración, susténtala y no dejes que tus pensamientos se dispersen. Cada movimiento debe ser hecho relajadamente; mide tus pasos con respiraciones largas y tranquilas. Mantén una media sonrisa.
Como mínimo debes pasar media hora tomando un baño. Hazlo relajada y atentamente de modo que cuando acabes te sientas ligero y fresco. Tras esto debes hacer las tareas domesticas tales como lavar la ropa, limpiar las mesas, barrer el suelo de la cocina, arreglar libros en la estanterías. Cualesquiera que sean las tareas, deben ser hechas con lentitud y facilidad, con plena atención. En ningún caso deben ser realizadas para quitárselas de encima. Decide hacerlas relajado, con toda tu atención puestas en ellas. Disfrútalas, se uno con ellas. Si no lo haces así, el día dedicado a la atención mental no tendrá ningún valor; el sentimiento de que estas labores son una lata desaparecerá pronto si son realizadas con atención mental. Toma el ejemplo de los Maestros Zen, no importa que tarea o movimiento hagan, todo lo realizan con lentitud y tranquilidad, sin desgano. Para los principiantes, lo mejor es mantenerse en silencio durante todo el día. Eso no quiere decir que en el día de la atención mental, no puedas hablar nada en absoluto; puedes hablar y puedes incluso cantar, pero tanto si hablas como si cantas hazlo con plena conciencia de lo que estás diciendo o cantando, y procura hacerlo lo menos posible. Naturalmente que es posible cantar y practicar la atención mental al mismo tiempo, siempre que sea consciente de hecho de que se está cantando y enterándose de lo que se canta. Pero hay que comprender que es mucho más fácil perder la atención mental mientras se habla o se canta si la intensidad de la meditación es todavía débil.
A mediodía, prepárate la comida. Guisa y lava los platos con atención mental. Por la mañana, después de haber limpiado y ordenado la casa, y por la tarde, tras haber trabajado en el jardín o haber contemplado las nubes o recogido flores, prepárate un poco de té para tomártelo sentado y con atención mental. Tomate tiempo para hacerlo. No bebas tu té como el que traga una taza de café en una pausa del trabajo. Toma tu té con lentitud y reverencia, como si fuera el eje alrededor del cual gira el mundo. Lenta, tranquilamente, sin correr hacia el futuro. Vive el momento actual, porque solo este momento actual es vida. No te apegues al futuro, no te preocupes por las cosas que tengas que hacer. No pienses en levantarte para hacer algo o desembarazarte de ello, no pienses en la “partida”. ¿Recuerdas las estrofas de mi poema:
“La mariposa sobre el campo de las doradas flores de mostaza” Se una yema tranquilamente asentada en el seto. Se una sonrisa, una parte de la maravillosa existencia.Quédate aquí. No hay necesidad de partir. Esta tierra es tan bella como la tierra de nuestra niñez. Por favor, no la dañes y sigue cantando…
Por la tarde, puedes leer y copiar algunos pasajes, escribir cartas a los amigos o hacer cualquier cosa con la que disfrutes fuera de tus deberes habituales durante la semana. Pero cualquier cosa que hagas, hazla en atención mental. Cena frugalmente, pues más tarde, a las diez o a las once, cuando te sientes en meditación lo harás más fácilmente con un estomago vacio. Después puedes dar un lento paseo al aire fresco de la noche, siguiendo tu respiración con atención mental y midiendo la duración de tus respiraciones por tus pasos. Vuelve a tu habitación y duerme con atención mental. Tras solamente tres meses de observar ese día de atención una vez a la semana, se que observaras un cambio significativo en tu vida Este día comenzara a penetrar los otros días de la semana, capacitándote con el tiempo para vivir con atención los siete días de la semana. Estoy seguro de que estarás de acuerdo conmigo en la importancia del día de la atención mental.