Claro que puede existir la amistad con personas del sexo opuesto siempre y cuando no existan prejuicios y tabúes al respecto como: “estar mal visto tener amistades del otro sexo ya que se suele pensar que puede haber atracción sexual y entonces se confundirá con una relación de pareja”; “esconder este tipo de relaciones amistosas por el que dirán”; “Creer que siempre buscan algo más”….
Las relaciones de amistad son aquellas en las que las personas comparten desinteresadamente algunos aspectos de sus vidas personales, creencias, aficiones, valores…elegimos a nuestros amigos por compatibilidad en alguna faceta de nuestra vida sin necesidad de tener un carácter privado, íntimo, cercano, sensual y sexual que sí se buscaría en relaciones de pareja con sentimientos muy diferentes a los que tenemos con las relaciones de amistad.
Por tanto si se entiende la diferencia entre ambas relaciones, las de amistad y las de pareja ,entonces podemos ser sólo amigos sin temor, ni ocultación, y sin que nos importe lo que piense la sociedad. Es importante marcar las diferencias de qué tipo de relación tenemos o queremos, ya que así podremos disfrutarla plenamente, sin miedos, ni evitaciones, ni ocultaciones.
El conflicto surge cuando esto no está claro, y seguimos pensando o temiendo que por ser amigos ya tenemos “derecho” a algo más. No tenerlo claro, conlleva conflictos emocionales, ya que , podemos llegar a confundir lo que es una amistad, con otro tipo de relación, como es aquella en la que surge un sentimiento entre ambos, o bien aquella en la que se busca cubrir alguna necesidad o carencia afectiva por parte de alguna persona de la relación.
Ante la duda, conviene hablar claro con nuestro amigo del sexo opuesto, expresar y tratar abiertamente lo que cada uno quiere o espera de la relación, significa no llevarse a engaños, no buscar o esperar algo que no quiere la otra persona, e incluso, esto sirve para no perjudicar la relación ya existente con expectativas erróneas. A partir de aquí, se esfumará el miedo a que suceda algo que no queremos y por tanto, nos permitiremos disfrutar de una relación sana de amistad o la que elijamos, siempre que sea así como lo hemos decidido junto a la otra persona.
¿Es posible mantener la amistad con una persona del otro sexo, aún teniendo pareja?
Si la amistad está bien definida, y también lo está la relación de pareja, no habrá ningún conflicto.
Cuando decidimos tener pareja, no renunciamos a nuestra vida social, ni la que ya existía antes de la pareja, ni la que pueda generarse a partir de tener pareja.
De hecho, la relaciones de pareja, que se condenan a sí mismas, renunciando o exigiendo a la otra persona renunciar a su vida social, están abocadas al fracaso, por las insatisfacciones que esto va a generar, la anulación personal y el aislamiento, desencadenando todo esto una infelicidad con la pareja elegida.
Por tanto, no sólo se puede, sino que conviene mantener las relaciones de amistad, además de la relación de pareja. Ya sean éstas compartidas con la pareja y comunes con ella, o bien, como amistades propias.