mindfulness

¿Mindfulness me ayuda a vivir con el dolor y la enfermedad?

¿Puede Mindfulness ayudarme a vivir con el dolor y la enfermedad?

Suficientes.

Estas palabras son suficientes

Y, si no estas palabras, esta respiración

Y, si no esta respiración, estar aquí sentado.

 Esta apertura a la vida

que hemos rechazado

una y otra vez

hasta ahora.

 Hasta ahora

 DAVID WHYTE

 

Actitudes útiles para meditar

La meditación es una oportunidad, pero también un desafío. Puede ayudar, pero, en ocasiones, también puede experimentarse como una lucha. Los pensamientos y sentimientos parecen tener vida propia y puedes sentir que tu meditación se ve continuamente secuestrada por los hábitos compulsivos de pensamientos y emociones perturbadoras. Si vives con el dolor y la enfermedad, puedes sentir que tu experiencia del cuerpo se empeña en obstaculizar el camino al sosiego que tanto anhelas.

Antes de darte cuenta, te ves asaltado por las dudas y el desaliento y empiezas a decirte:”yo no puedo meditar”. En una vida llena de dificultades, la meditación puede convertirse en otra cosa en la que sientas que has fracasado.

Una actitud más útil hacia la meditación en la que no tiene nada que ver con el éxito o fracaso:

Convertirse en un ser humano, no en un “hacedor” humano (modo hacer) es una forma extraordinaria de describir el espacio con el que meditación te permite conectar con tu ser o “modo ser”

Aprender a meditar valientemente con la totalidad de tu experiencia tal cual es (dolor, dificultades, molestias, emociones desagradables…) te enseña a vivir con sus circunstancias en lugar de hacerlo contra ellas. Con esta actitud en la meditación pasarás, poco a poco, de un estado de inquietud y distracción a otro de sinceridad, iniciativa y elección. La tradición suele representar esta actitud con el símbolo del bambú, cuya firmeza  y flexibilidad ilustran la capacidad de permanecer firmemente asentado y responder cimbreándose, sin quebrarse, a los embates del viento.

Si puedes aprender, durante la meditación, a tener en cuenta cualquier sensación dolorosa presente en tu conciencia, descubrirás también que esas sensaciones constituyen otro aspecto del flujo de la vida. Entonces verás de forma más profunda la vida y el modo en que las cosas son para todos nosotros.

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 Imagina que tu vida es una botella de agua sucia que, como se halla en continuo movimiento, siempre está turbia. Meditar permite que la suciedad se deposite naturalmente en el fondo, dejando el agua transparente. Y como sucede con el agua que, si no la mueves, se asienta naturalmente, tu mente y tu corazón también acaban, del mismo modo, reposando naturalmente.

 Si dejas de apresurarte, de resistirte y de evitar estar contigo, quizás te sorprendas gratamente y  descubras  la posibilidad de descansar con tranquilidad en el momento presente. Aunque tu experiencia incluya dolor y dificultad, esto proporciona estabilidad y fortaleza.

Una buena forma de describir el estado meditativo es el de ecuanimidad.Este es el objetivo fundamental, en suma, de la práctica de la meditación Mindfulness, que pasa por el cultivo de un estado corporal, emocional y mental amable, sensible y vivo. La mente con toda probabilidad irá, tanto en el entorno meditativo como en la vida cotidiana, de un pensamiento a otro, pero Mindfulness significa advertir esto y volver a descansar, una y otra vez, en la ecuanimidad.

Imagina un lago sereno en cuya superficie, completamente quieta, se refleja la imagen de la luna llena. Una mente clara y en meditación es como el agua clara del lago. Una mente semejante a un espejo es sabia y profunda. No distorsiona acontecimientos ni experiencias, sino que las releja, sin modificarlos, tal cual son.

Algunos consejos generales para la meditación

 

  1. Plantar semillas

 Como es fácil preocuparse excesivamente por los resultados inmediatos y renunciar cuando no se obtienen, conviene tener una visión a largo plazo de la práctica de la meditación. Meditar es como plantar semillas. Hay que esperar a que germinen y la cosecha florezca. Tu también necesitas creer que,  con el paso del tiempo, la meditación aumentará tu conciencia y tu iniciativa. En palabras de J. Kabat-Zinn, “no tiene que gustarte, solo tienes que hacerlo”. Ya que si te quedas con la idea de que  una determinada sesión ha sido buena o mala, perderás la perspectiva. No hay buenas ni malas meditaciones, ni fracaso ni éxito…Solamente, practicar día a día, plantando las semillas de Mindfulness sin importar cómo te sientas.

  1. Establecer condiciones útiles que favorezcan

 Elegir cuidadosamente el tiempo de meditación que mejor se adapte a ti es importante para favorecer el Mindfulness. Cuidar de estar bien despiertos, incluso darse agua fría en la cara si se hace al levantarse y se está somnoliento. Procurar no hacer la digestión a la vez que se medita…desconectar teléfonos, comunicar a la familia o pareja que no interrumpan tu espacio y tiempo. Ayuda establecer un rincón de la casa de meditación…..

  1. Mente de principiante

Si mantienes, en cada sesión, la frescura y curiosidad del principiante, tu práctica será creativa e interesante, por más que lleves años practicando. La tradición budista Zen denomina “mente principiante” a esta actitud  curiosa e inocente que alienta la humildad y la disposición a aprender.

Lectura inspiradora: “vivir bien con el dolor y la enfermedad” (v. Burch)

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