«Amistad» la define la rae como afecto personal, puro y desinteresado compartido con otra persona que nace y se fortalece con el trato.
La amistad es un valor universal que siempre debería estar en alza. Es un cariño, un aprecio mutuo entre las personas; promueve un dar, un darse, y para ello es necesario encontrarse y conversar.
Todos
necesitamos alguien en quien confiar, a quien llamar cuando las cosas se ponen
difíciles, con quien compartir los buenos momentos.
Una amistad verdadera se forma cuando hay algo en común. Ese
algo en común puede ser un gusto musical, una misma profesión, una misma
carrera, un pasatiempo, etc.
Con el tiempo, la amistad puede desarrollarse más
profundamente mediante el trato, el conocimiento y el afecto mutuo.
Un
amigo no aparece solamente cuando te necesita o cuando no tiene algo mejor que
hacer. Está al tanto de lo que te ocurre, le interesa saber sobre ti y será el
primero en llegar cuando pases por un problema grave.
Es necesario conocer bien al amigo, saber su historia pasada,
sus quehaceres actuales y sus planes futuros, el sentido que da a su vida, sus
convicciones, sus gustos y aficiones, de sus defectos y virtudes. En fin, saber
de su vida, de su forma de ser… es preciso comprenderle.
Los verdaderos amigos se ayudan desinteresadamente. Al amigo
se le quiere, acepta y tolera por lo que es, no por lo que tiene o por lo que
puede dar. La amistad se orienta hacia el tú y consiste más en servir que en
ser servido.
Amistad, divino tesoro se dice y es que no
es fácil encontrar un buen amigo ni ser un amigo de verdad, pero vale la pena
intentarlo. Los buenos amigos son un bálsamo para la vida y un antídoto contra
las enfermedades físicas y emocionales. Contar
con amigos es una felicidad. Es un gozo estar con ellos, charlar, ayudarles
o ser ayudado y disfrutar y alegrase con ellos. Por eso, aunque exija esfuerzo,
vale la pena brindar amistad y contar con un amigo.
Componentes de la amistad
Confianza
Hablar
con un buen amigo es como si hablases contigo mismo en voz alta sin miedo a ser
juzgado, sin temor a rebelar tus debilidades con la confianza y seguridad moral de que responderá
favorablemente a las expectativas y a las esperanzas que depositemos en él.
Entrega
Es la generosidad en el más amplio sentido. Consiste en dar y
darse; que son muy esenciales en la amistad. El buen amigo es generoso, entrega
sus cualidades, su tiempo, sus posesiones, sus energías, sus saberes. Todo lo
hace para agradar al amigo. y como toda buena relación, requiere de
cuidado, de alimento esencial para que perdure.
Lealtad
La mayor riqueza con que puede contar una persona es la
lealtad de un amigo. Ser leal supone ser persona de palabra, que responde con
fidelidad a los compromisos que la amistad lleva consigo. Los amigos leales son
nobles, no murmuran, no traicionan una confidencia personal, son veraces y, en
el lugar y en el momento oportuno, critican objetiva y constructivamente.
Lealtad es también defender los intereses y el buen nombre de los amigos; es
hablar claro, ser franco.
Gratitud
Los verdaderos amigos tienen bien desarrollado el sentimiento
de gratitud.
Podemos agradecer al amigo su tiempo, los buenos ratos que
nos hace pasar, su ayuda cuando nos sentimos mal, por pequeños detalles que nos
demuestran su afecto.
Detractores de la amistad
El
orgullo, la envidia y el egoísmo no caben en la amistad. Es necesario reprimir
el Yo para que se forme la amistad.
El egoísmo hace que la persona se centre sólo en sí mismo y no permite que mire
más allá de sus propias cualidades, de sus intereses. Impide que los seres
humanos se ayuden entre sí.
Conviene tener presente que aunque es relativamente fácil hacer amigos, es
difícil mantenerlos. La vida pone a prueba la generosidad, la lealtad y
el agradecimiento; las amistades se cultivan, maduran y no siempre perduran.
«No camines
delante de mí, puede que no te siga. No camines detrás de mí, puede que no sea
un guía. Solo camina a mi lado y se mi amigo»