El Niño y el Yo
una noche de verano el niño miró el cielo
vio las estrellas, por primera vez todas
y su pensar se dilató, albergó el universo,
y cabían todas ellas
sintió una emoción, una vasta alegría
el inmenso, baile de ascenso y caída
vio que el todo a él le incluía
y ante ello, estaba solo ¡aleluya!
el niño, tan mundano, se sintió el universo
y creció, brotó, fundiéndose su Yo,
nació el conocer más bello: No hay camino,
saber que ir, y no llegar, es el destino