buscas pareja

¿Buscas pareja?

¿Buscas pareja?
Si es tu caso, quizá te pueda orientar el siguiente artículo de  Isabel Larraburu. Hay consideraciones que conviene tener en cuenta si lo que buscas es tener pareja estable y duradera en el tiempo.

En busca de la armonía en la pareja

Partiendo de la base de que no existe la pareja perfecta ni una media naranja nuestra perdida por el mundo, creemos que puede haber muchas personas con las que podemos entendernos como pareja. Es importante tener en cuenta que no existen parejas clónicas que piensen igual en todo. La armonía de una pareja a largo plazo, o su compatibilidad, depende más bien de la capacidad de los dos de solucionar problemas y resolver conflictos. Cuánto más sepan de esto las dos personas, mejor va a ser la pareja que formen.

Esto quiere decir que con algunas personas nos será más fácil que con otras consensuar y llegar a acuerdos. Quizás habría que hablar más bien de similitudes y complementariedades. Se ha demostrado que es más prometedor ser más similar a la pareja que complementario. La cualidad de complementario proporciona chispa e interés, pero las similitudes deberían superar el 60 por ciento de los valores y las características de personalidad. 

Podemos sentirnos atraídos hacia alguien por una gran variedad de razones. Puede ser que la persona nos recuerde a alguien del pasado, o que se muestre muy generosa haciéndonos sentir especiales, o nos aporte solaz después de una ruptura o nos atraiga sexualmente. Es importante saber distinguir entre los factores que son importantes a corto plazo y los que son importantes a largo.
A la hora de formar pareja, todos queremos más o menos lo mismo: que ésta sea gratificante para los dos y que nos compense más que estar solos. Deseamos una pareja que disfrute de una verdadera conexión. Algunos lo logran de un modo inconsciente, pero la mayoría necesita tener en cuenta estos recordatorios de un modo consciente:

1. La elección del compañero debería ser similar a la de un amigo: su carácter, personalidad, valores, generosidad de espíritu, coherencia entre lo que dice y lo que hace y su relación con otras personas.

2. Habría que conocer las creencias del compañero sobre las relaciones. Hay muchas maneras de enfocar las relaciones de pareja. En los tiempos que vivimos, habría que considerar nuevas fórmulas como la de “amigos con derecho a roce”, que por su frecuencia entre solteros y nuevos solteros habría que tener en cuenta. Esta fórmula no es equivalente a una relación comprometida y exclusiva, aunque sí que implica relaciones sexuales y amistad.

3. No habría que confundir atracción sexual con amor. Parece obvio, pero al principio de la relación puede darse esta confusión.

4. Dejar atrás el pasado. Con esto decimos resentimientos, heridas y miedos que pueden derivarse de un modelo familiar o de una anterior relación. No hacer bandera de las heridas ni hacer cargar con ellas a la nueva relación. Por ejemplo, no elegir lo opuesto ni demasiado similar a alguien que nos hirió. Las dos opciones implican no haber dejado atrás el pasado y dejar que influya en la decisión del presente.

5. Identificar los propios patrones de conducta en una relación. Aceptar que si una relación anterior no funcionó, tenemos el 50 por ciento de responsabilidad. Saber en qué nos equivocamos para no repetirlo en una nueva relación. Ser consciente de las propias ideas sobre las relaciones.

6. Percatarnos de nuestras necesidades y darlas a conocer a la pareja. A veces, el temor nos impide manifestar al otro lo que necesitamos. Esto suele evolucionar hacia la decepción y la rabia hacia la pareja porque ella no nos da lo que queremos ya que no se lo hemos hecho saber. No es posible obtener intimidad y complicidad sin honestidad. Y la pareja no es un adivino. Éste es un punto muy importante porque las necesidades a corto y a largo plazo que tenemos son el criterio más básico para elegir a una persona como compañero. Elegir pensando solamente en las necesidades a corto plazo hará que la pareja no perdure en el tiempo. Las necesidades a corto plazo son aquello que nos hace falta ahora, y las necesidades a largo plazo son aquellas que siempre tendremos.

7. Tener capacidad potencial para formar equipo. Esto quiere decir dos individuos que aportan perspectivas y activos diferentes. Para algunos expertos en relaciones de pareja  el valor de un equipo lo conforman las diferencias.

8. Establecer límites. En una relación de pareja, los límites crean autoestima y respeto por parte del otro. Establecer límites implica no permitir ciertas situaciones inadmisibles aun a costa de perder la relación. Si éstos se desvanecen, hasta el mejor de los compañeros puede actuar sin querer de modo desconsiderado. Por ejemplo, una pareja con buena base es aquella que se construye con el principio de la equidad y equilibrio de poder. Cuando una persona cede ante pequeños “abusos”, como por ejemplo que el otro no llame cuando se compromete a hacerlo, que la desdeñe ante los demás, que el otro coquetee ostensiblemente con otras personas o que actúe con desconsideración, la balanza de poder se desequilibra. Si no se reacciona ante eso, se crean precedentes que repercutirán por fuerza en la relación a largo plazo. Detectar a tiempo que se ha traspasado los límites ayuda a reconocer a una pareja que no conviene. El compañero no deseable suele traspasar los límites en un estadio muy temprano de la relación. Con esta conducta se puede detectar a tiempo al compañero erróneo.

9. Tener definida nuestra pareja ideal. Para definir la verdadera pareja ideal y el compañero que conviene, habría que preguntarse no lo que se desea sino lo que se necesita. ¿Qué es aquello de lo que no podemos prescindir en una relación? ¿Qué necesitamos de una pareja en el día a día? ¿Qué necesitamos para crecer como personas? Es importante no confundir estas respuestas con nuestras fantasías. Hablamos de qué necesitamos, no del príncipe o de la princesa de nuestros sueños. Una vez que tenemos clara la relación que queremos tener, hay que evaluar si la persona que amamos es capaz de crearla conjuntamente con nosotros.

10. Ser felices aun estando solos. Por último, antes de crear una “pareja ideal” es conveniente vivir el tipo de vida que queremos vivir. Tener claro dónde queremos vivir, el tipo de trabajo que nos gusta realizar, las aficiones que queremos tener y disfrutar de los afectos que nos gratifican y nos enriquecen personalmente. Una vez que somos felices en nuestra propia vida ahora mismo y nos preparamos para un futuro igual de feliz, a la vuelta de la esquina podremos encontrar al compañero afín. Y si no lo encontramos, seguiremos siendo felices.

Virginia Barba – servicio de psicologia

http://www.isabel-larraburu.com/articulos/pareja/120-elegir-pareja-.html

Scroll al inicio
Ir arriba